De visita
A Consuelo
Extravié el camino a tu recuerdo,
todo el domingo.
Cautiva,
insistentes me llevaron
imaginando que a kilómetros de casa
se olvida la presencia de un cuerpo ausente
que dejó su aroma en el dormitorio y alrededor.
Sobreviví la tarde,
obediente,
entre charlas banales,
jugando el papel de quien se muestra fuerte,
haciendo malabares mis pestañas con la hiel.
Sintonicé,
por casualidad,
una lluvia mental que repetía:
en polvo, en nada.
De regreso a mi isla,
repudié la vana distracción de la seductora diosa,
ignorante de la desdicha de los mortales
quienes aman para ver partir,
quienes parten hacia el infinito bosque
dejando en el camino miguitas de pan
a los que, vivos, mueren de hambre.
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