miércoles, 16 de marzo de 2011

Poemas de alguna vez... (III)

Déjame tomar la mano de la farolera 


Déjame tomar la mano de la farolera

y dar vueltas en circulo
hasta casi no percibir
el fantasma del tiempo.

El reloj dará la medianoche
 y a mi entender
será la hora nona
cuando la tarde se vuelve espectador.

Allí descansará mi sueño de no despertar,
allí seguiré siendo el dado de ocho caras
haciendo que el juego se prolongue
y los grandes se petrifiquen.

Déjame vivir,
si la aurora lo permite,
al margen de los defectos y debilidades del hombre.
Seguir la luz que se mueve en vaivén
en la mano firme de la farolera,
y la noche a los costados.

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